Civilizaciones antiguas
veían en el momento del orgasmo un espacio de comunión con Dios; yo discrepo
por un poco. El verdadero enlace con la divinidad está en lo segundos
posteriores a la eyaculación. Pues solo se llega a Dios con la tula húmeda y
flácida. Por eso lloro tras meterlo. No, no es depresión post coital lo que hay
acá. Es misticismo, es profunda y lacia religiosidad.
martes, 6 de octubre de 2015
Sobre los deberes del moderno I
Dejar la poesía para dedicarse al tráfico de armas constituye el deber último de todo moderno. He ahí nuestra apoteosis, nuestra performance definitiva; la antesala a una muerte digna como pocas.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)