domingo, 28 de febrero de 2016

Me dijeron que escribiera algo sobre los elementos




Me dijeron que escribiera algo sobre los elementos, los cuatro elementos. Siempre he creído que son muy pocos y eso no me gusta mucho. Los alquimistas creían que la unión de los cuatro daba como resultado un quinto elemento capaz de transmutar los metales en oro. Los alquimistas llamaban a estos elementos iniciáticos y a cada uno le correspondía un triángulo que los simbolizaba. Veo algunos grabados alquímicos y no entiendo una mierda, están todos desnudos, ponen caras raras y posan con triángulos en sus manos. Por si fuera poco, al parecer todos ahí hablan latín. Pero pasa que me gustan los triángulos y me quedo impávido observando las escenas. Creo que de alguna manera me recuerdan a ti. Me gustan esos triángulos que te habitan. Esos triangulitos esparcidos sobre tu cuerpo. Tengo la extraña teoría que de cuando en cuando  algunos de ellos se desplazan y que hay veces que uno desaparece para regresar al cabo de un rato, como quien va por cigarros. Tres lunares en tu mejilla enmarcan mi triangulo preferido. Las ganas de morderlo me desbordan. Pero me contengo como siempre hago cuando estoy contigo. Así que nada más me limito a observar como contiene el aire tras cada bocanada de un mentolado. Otras veces contemplo como se ensancha en la  risa. Es ahí donde contorsionas en el carcajeo y yo aprovecho de entrever ese triángulo que reposa como antesala al calor de tus senos. Tres puntitos que guardan ese caos lleno de sentido que tanto representas, esa construcción azarosamente perfecta que pareces ser. Todo en ti cobra vida, quiero decirle. Eres mi Soror Mística quiero gritarle mientras toma la micro que la aleja de mí. Deja que redescubra el húmedo triángulo de tu pubis, quiero decirle. Pero  me parece una cochinada. Y es que yo soy muy pedestre y tú pareces cada día más celeste, más galáctea. Soy tan terreno como el triángulo que tengo en mi pecho, ese que miro y me gusta creer que está ahí por los tuyos. Más aún cuando te descubro hurgando en él, escarbando, como si no conforme con la metáfora quisieras clavarte realmente en mis adentros. Entonces quiero arrullarte y decirte que daremos con el quinto elemento en nuestra unión. Porque tú eres pura alquimia, loquita hermosa, y yo soy el más místico de nuestra generación.



*Escrito para Revista Sinestesia de Hipérbole Ediciones. Disponible acá