domingo, 24 de abril de 2016

Dos consideraciones independientes en sí (mismas) en torno al reciente deceso de Jefferson Barbosa, otrora integrante de Axé Bahía, a las cuales se les adjunta una brevísima reflexión sobre los límites de la deconstrucción, sobre la cual Jacques Derrida debería tomar nota.




 I.


Irremediablemente, el axé te lleva al sucidio. Se sabe que entre danzar la manivela y saltar al vacío hay solo quince pisos de diferencia.



II.


Antes de su regreso a Chile, Axe Bahia emigró a Grecia. Allá la rompieron, fueron disco de oro y no había griego que no danzara la manivela. Atrás habían quedado los tiempos oscuros de Platón, Aristóteles y Homero; Grecia volvía a sus bacanales de la mano de la chuchuca y con Jeferson como su Dionisio rerenacido.


III.


Yo deconstruyo la hueá que me pongan. No tengo límites en esta volá.






viernes, 8 de abril de 2016

Historias de Docencia I: La Practicante





Estaba que me meaba. El liceo donde hago la práctica es de niñas, los docentes que trabajan ahí son en su gran mayoría mujeres. Solo hay un baño de hombres, que pasa permanentemente ocupado. Una profesora al notar mi angustia me dice: «Entre al baño de mujeres, pero no le diga a nadie», pero yo solo escucho «entre al baño de mujeres, usted es mujer, todas acá lo somos, qué mierda hace en este liceo, de acá a fin de año estará menstruando, mire que acá estamos todas sincronizadas. Qué entienda algo, la practicante».

lunes, 4 de abril de 2016

Bitácora del Escritor IV ( o El día que llegué a las fronteras de la literatura I.)




Comencé a escribir un cuento. Empieza así:
«Siempre he creído que se puede decir mucho de una persona con solo saber cuál es su backstreet boy favorito...»

Y ahí acaba. Ya no puedo más. Llegué a los fronteras de la literatura. Acabé con ella. La sentencié a muerte en solo dos líneas. Difunda, que no quede literato sin ser testigo de mi desfachatez.


¿Britney o Christina? Me pregunta ella (o This is my prerogative)







¿Britney o Christina? Me pregunta ella. Yo no la dejo terminar y ya estoy clamando tu nombre, Britney Spears. Porque tú eres la mitad de mi vida y toda mujer que se me acerque tiene que saberlo. Ella ríe y me dice que qué tengo en la cabeza, que la Aguilera es mejor, que canta de puta madre y es que yo soy soprano y cacho de canto y esas cosas. Discúlpeme, Maria Callas de Liceo Municipal por lo poco docta de mi apreciación, debí decirle, pero era pendejo y no cachaba a la Casta Diva. Canta hermoso ella, sí. Pero no la imagino moviéndose al ritmo de hit me baby one more time y ninguna de sus arias me enpelota el alma hasta el llanto como lo hace Everytime  y es que cómo no puedes comprender que without my wings i fell so small, por la cresta. Esto quise gritarle cuando la vi nuevamente, ocho años después. Pero si no entendió en tiempos del emeésene, menos lo hará en  estos tiempos de desbordante modernidad.