sábado, 30 de enero de 2016

Shalom, Francisco.



Aprender hebreo está dentro de mis planes de este año. Veo el aviso de un curso en línea, ingreso a la página y lleno un formulario con la intención de recabar mayor información. Al rato me llaman de Israel. Shalom, Francisco me dicen y durante media hora comienzan a hablarme de las ventajas de estudiar con ellos. Sin darme cuenta hasta me asignan un número de matrícula y comienzan a pedirme los datos de mi inexistente tarjeta visa. Le digo que ahorita no y me dicen que es una oportunidad única, le digo que el otro año quizás y me dice que muchas cosas pueden cambiar en un año. Lo dice con ese dejo de maldad judaica que casi los lleva al exterminio. Se despide con un bye bye sínicamente semita y yo comienzo a sentir miedo, el mismo miedo que me despierta todo lo judío. Abrazo un crucifijo; he ahí al último judío bueno, me digo.

Ella estaba jaladísima...





«Ella estaba jaladísima. Estaba tan dura que ya no era una mijita rica, sino una mijita roca.»



Una vez escribí eso. Desconozco el estado en el que me encontraba. Pero no debió de ser el más lúcido, puesto que me pareció una genialidad sin precedentes. Un trozo de la más sublime poesía.






domingo, 24 de enero de 2016

Mi madre llama desde la playa...













Mi madre llama desde la playa, me pregunta si estoy solo. No lo dice ni en tono inquisidor ni picarón, lo dice con un dejo de pena porque sabe de antemano mi respuesta. Trata de no estar tan solo, me dice. Pesquen a mi hijo, mujeres del mundo, parece decir.





martes, 19 de enero de 2016

Una vez me enamoré de una chica cristiana.






Una vez me enamoré de una chica cristiana. Canuta a más no poder. Al momento de rechazarme dice que no puede estar con alguien que no comparta sus creencias, que necesita un compañero de prédicas, un pololo en Cristo y cosas así. Yo me la lloré toda. Quise decirle que la amaría hasta que el arrebatamiento nos separase y que por ella era capaz de soportar todos los martirios de Job. Pero callé y nos despedimos en silencio y para siempre. Ese día comprendí que hay veces donde Dios no es amor.