Me
dijeron que escribiera algo sobre los elementos, los cuatro elementos. Siempre
he creído que son muy pocos y eso no me gusta mucho. Los alquimistas creían que
la unión de los cuatro daba como resultado un quinto elemento capaz de
transmutar los metales en oro. Los alquimistas llamaban a estos elementos iniciáticos y a cada uno le
correspondía un triángulo que los simbolizaba. Veo algunos grabados alquímicos
y no entiendo una mierda, están todos desnudos, ponen caras raras y posan con
triángulos en sus manos. Por si fuera poco, al parecer todos ahí hablan latín.
Pero pasa que me gustan los triángulos y me quedo impávido observando las
escenas. Creo que de alguna manera me recuerdan a ti. Me gustan esos triángulos
que te habitan. Esos triangulitos esparcidos sobre tu cuerpo. Tengo la extraña
teoría que de cuando en cuando algunos
de ellos se desplazan y que hay veces que uno desaparece para regresar al cabo
de un rato, como quien va por cigarros. Tres lunares en tu mejilla enmarcan mi
triangulo preferido. Las ganas de morderlo me desbordan. Pero me contengo como
siempre hago cuando estoy contigo. Así que nada más me limito a observar como
contiene el aire tras cada bocanada de un mentolado. Otras veces contemplo como
se ensancha en la risa. Es ahí donde
contorsionas en el carcajeo y yo aprovecho de entrever ese triángulo que reposa
como antesala al calor de tus senos. Tres puntitos que guardan ese caos lleno
de sentido que tanto representas, esa construcción azarosamente perfecta que
pareces ser. Todo en ti cobra vida, quiero decirle. Eres mi Soror Mística quiero gritarle mientras
toma la micro que la aleja de mí. Deja que redescubra el húmedo triángulo de tu
pubis, quiero decirle. Pero me parece
una cochinada. Y es que yo soy muy pedestre y tú pareces cada día más celeste,
más galáctea. Soy tan terreno como el
triángulo que tengo en mi pecho, ese que miro y me gusta creer que está ahí por
los tuyos. Más aún cuando te descubro hurgando en él, escarbando, como si no
conforme con la metáfora quisieras clavarte realmente en mis adentros. Entonces
quiero arrullarte y decirte que daremos con el quinto elemento en nuestra
unión. Porque tú eres pura alquimia, loquita hermosa, y yo soy el más místico
de nuestra generación.
*Escrito para Revista Sinestesia de Hipérbole Ediciones. Disponible acá