Señores, he comenzado un diario de vida que esta vez sí pretendo llenar de forma sistemática. Lo hago pensando en mis editores y herederos que querrán seguir forrándose a cuestas de mi cadáver. Es más, de pura buena onda le adelantaré la pega a los traductores y comenzaré a traspasar mis diarios al rumano, el idioma del futuro.
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