martes, 17 de enero de 2017

Soltería, biología, monorquidia.






Todos los años tras revisar el cúmulo de fracasos amorosos que ostento me da por inventar alguna teoría que explique mis desdichas. Este año, por ejemplo, he decidido culpar a mi monorquidia. La deducción es simple más no poder: los testículos segregan testosterona; a mayor índice de testosterona, mayor atractivo. Por tanto, mientras más cocos se tenga más irresistible se es; mientras menos, más feo has de parecer. Como ven, mi persistente soltería es pura biología.


No hay comentarios:

Publicar un comentario