Según
la tradición musulmana Jesús no murió en la cruz, sino que otro tomó su lugar.
Mientras el verdadero ascendía a los cielos, los romanos tomaron a uno que se le parecía, lo torturaron y, creyéndolo el auténtico, lo
clavaron en una cruz hasta darle muerte. Durante esta Semana Santa no he pensado sino en ese Jesús,
en el falso. Muerto solo por cultivar una apariencia simular a la del popular
nazareno, muerto por pura mala cuea. Aquel es mi personal Jesus, sin duda alguna y a él me encomiendo; al Jesús de
la desdicha, al Cristo de los
desafortunados.
Semana Santa 2017