lunes, 3 de julio de 2017

Papeles cagaos o apuntes etimológicos para una correcta apreciación de la lengua castellana.




En un período de la historia lingüística de nuestro país a los niñitos rubios se les apodaba jocosamente como «papeles cagaos», por la supuesta semejanza entre un blondo niño paliducho y un blanquecino confort coronado de mierda. Ahora bien, si obviamos la etimología latina del término “caca” por eurocentrista y acudimos al étimo indígena, lo que se nos revela es cuanto menos sorprendente. “Caca” parece venir del aimara “khakka”, cuyo significado es, justamente, “rubio”. Si la mierda es cualquier cosa menos dorada, ¿por qué insistimos durante tanto tiempo en aquel apodo? Existe en el espíritu de los pueblos una memoria lingüística, un inconsciente colectivo, la también llamada memoria de la sangre, que nos incita a realizar este tipo de asociaciones, que nos somete a este «azar lleno de sentido». Amigos, los invito a reflexionar en torno a nuestra lengua y la caca. Que si bien se juntan en esta teoría, su contacto no es del todo recomendable en la realidad. 

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