viernes, 25 de agosto de 2017

Mientras yo caliento el banco de suplentes



Hace unos días postulé un preuniversitario, fui a la entrevista y todo. Me llaman para avisarme que la profesora que había renunciado ha decidido reintegrarse, así que ya no precisan mis servicios, ya no necesitan otro educador. Pero que sin embargo les gustaría tenerme en sus aulas cada vez que la profesora titular no pueda; así es, he sido ungido como profesor de reserva. Un reservista de la pedagogía. No es ser un reemplazante, ojo ahí, porque el reemplazante sabe cuándo tiene que entrar y salir. El reserva, no. Puedo estar durmiendo, echado viendo series o almorzando, entonces me llamarán de improviso y tendré que acudir raudo al lugar. Esto último me tiene nervioso, todos los días lustro mis zapatos, combino posibles outifts y me preocupo de la tinta de mis plumones; me paseo por la casa con un montón de guías bajo el brazo, gesticulando, aver qué pasa ahí, menos risita, cuente el chiste para todos, no soy gay entiendan, que el más guatón haga la ocho. Calentando, como pueden ver. Pasa que en cualquier momento entro a jugar, pasa que solo basta un llamado para entrar con la casaquilla titular.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario