- - Profe, ¿la prueba las revisará usted o
la máquina?
Quedo
en blanco por unos segundos, sin saber qué responder. A pesar de haber
escuchado perfectamente le pido repetir la pregunta. Sí, eso dijo. Usted o la
máquina. Una mezcla de temor y fascinación me recorre. Temo porque apenas
debuto en esta profesión y ya parece que los robots están quitándome la pega,
pero por otro lado sonrío y me regocijo. Ha llegado el momento; estamos en el cyberpunk me digo emocionado. La era de
las máquinas se cierne sobre nosotros y ya no hay nada que hacer. Quiero salir
al patio a gritar que el género humano tiene sus días contados, arrancarme las
ropas y azotar cráneos contra el asfalto. Los androides nos gobiernan, seremos
sus esclavos; ya nada tiene sentido. Pero mis delirios son truncados a los
pocos segundos. Es un corrector de pruebas, me dice un alumno tras ver mi cara
de emoción. Es una máquina que corrige las pruebas de alternativas, profe, no
se emocione y vístase me dicen. No estamos en el cyberpunk, entienda, por favor,
me dicen mientras me cargan entre varios hacia la enfermería y mi llanto
escurre por los patios del Heinrich High
School de Macul.
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