Hoy realicé una lectura
a primeras horas de la mañana. Es decir, cerca del mediodía. No es recomendable
tirar las cartas apenas uno se levanta. Las interpretaciones requieren un
esfuerzo mental que un cuerpo sin desayunar soporta a duras penas. Hace un
tiempo vi a un youtuber decir que la
mayoría de los tarotistas tienen problemas sexuales y de peso. Así que lo
primero que hice después de leer las cartas fue masturbarme. De esta forma me
aseguro que todo sigue funcionando bien ahí abajo. Sin embargo, al mirarme al
espejo me noté más delgado que antes. Por lo que supuse que leer las cartas puede
ser una buena manera de bajar de peso, si es que eres gordo. Pero si eres flaco
probablemente alcances el infrapeso tras algunas pocas lecturas. También
escuché que era recomendable dar un paseo después de la lectura, pero esos
consejos me los paseo.
Además, estoy lejos de
considerarme un tarotista. Porque dudo que los tarotistas deban consultar
libros en medio de una lectura. Aunque si bien, la lectura de hoy fue bastante
fácil y no requirió hojear tanto alguno de mis libros. Sobre todo porque la
mayoría de las cartas estaban invertidas, lo que acota un poco el campo de
interpretaciones posibles. Utilicé la tradicional tirada en cruz, por ser la
más expedita para consultas rápidas. Intentaré acá dar la visión general de
esta tirada. Con la intención de dejar un registro que pueda consultar a medida
que avanzo en mis estudios.
La pregunta, como en la
mayoría de los casos, se refería a la situación sentimental de mi consultante. Cuestión
que me delira. Cuando me preguntan sobre el amor, me vuelvo un maniático.
Porque nadie pregunta sobre el amor estando bien. Por lo tanto, me preparo para
las peores cartas. Aquellas que son mis favoritas; y como siempre, no me
equivoqué. Vi desfilar ante mis ojos un carnaval de arcanos invertidos cada uno
más temible que el otro.
La primera carta, que
reflejaría la situación actual de la consultante, era El Carro. En esta
ocasión, invertida. De haber estado en la posición normal sería una buena
carta. Simboliza progreso, el constante avance, etcétera. Por lo que en materia
amorosa, sería la raja. Pero invertida, como hemos de supones, vendría a significar
todo lo contrario: es la carta del desorden, del efecto dañino, del desamor por
antonomasia. Pero no de cualquier desamor, sino de aquel que te daña y te impedirá,
al menos por un buen tiempo, avanzar y dar vuelta la situación, poner al arcano
en su sentido original.
En el camino entonces nos veremos enfrascados
en discusiones y otros tormentos que incluso pueden afectarnos físicamente:
enfermedad, depresión. Pues el Carro invertido es en gran parte eso: una
bienvenida a los efectos más malignos del amor. Las personas a quien esta carta
suele salirles en las tiradas, fracasan en las relaciones porque no se
comportan ni en este ni en ningún otro aspecto de su vida como dicta el
constructo de la normalidad. No avanzan como lo haría un carro, siguiendo la línea recta que otros han
construido. Sino que optan por delinear sus propios caminos. Cuestión que las
aleja del resto y obliga a los otros, desacostumbrados a este tipo de
personalidades, a hacer lo imposible para moldear a estas personas de acuerdo a
sus caprichos personales. En este caso, existe la necesidad de moldear a la
consultante de acuerdo a la idea de mujer imperante en la mente del otro. Idea que obviamente se aleja de la naturaleza
de la consultante.
La segunda carta, aquella que entregaría,
supuestamente, ciertas pautas sobre lo que la consultante debe evitar en pos de
una vida más armónica, comenzó a revelarme las razones del daño que según la
primera carta se veía expuesta. Acá se desvelaría la razón de su fracaso y, por
supuesto, aquello que debería evitar para no volver a caer y lograr avanzar
siguiendo el camino que ella misma habría forjado.
Esta
carta corresponde a la de El Loco, uno de mis arcanos predilectos. Es
bastante buena, a mi parecer. Me deleita verla aparecer en mis tiradas, sobre
todo cuando me leo las cartas a mí mismo. Sin embargo, en esta ocasión, tal
como sucedió con la carta anterior, se encontraba invertida. Acá ya el Loco no
está caminando sin rumbo ni preocupaciones, ansioso de aventuras y del goce del
instante. Sino que ha caído y ha detenido su marcha, su vacilar. Ha dejado de seguir
su propio camino para adentrarse en otro que no le corresponde. Acá el Loco ha elegido, pero ha elegido dentro de su
incertidumbre que representa. Sin racionalizar,
sin esperar el juicio, y en esta elección ha encontrado su error.
El Loco ha pasado de la locura a la
imbecilidad. Ha abandonado su propio camino, tal vez sin rumbo, pero aun así
seguro, para tomar el camino fácil y ahí ha perdido su esencia, su locura y originalidad.
Se ha dejado domar, se adentra en el camino menos pedregoso, pero, así y todo,
cae estrepitosamente. Y en esa caída damos cuenta de toda su imbecilidad. El Loco
invertido es El Imbécil. Aquel que intenta ir en contra de su propia
naturaleza, que cree verse superado y piensa tener el juicio claro a la hora de tomar una
decisión. Sin notar que se condena al abandono, el dolor y a las
complicaciones.
El error de muchos
tarotistas es que toda carta que suponga una elección la suelen relacionar con
la elección entre posibles parejas. No siempre es así, muchas veces tomar una
decisión puede limitarse a elegir entre estar solo o con alguien, entre esperar
más tiempo o no, etcétera. El problema sucede cuando la consultante está atada
al goce material de manera tal que este le urge tomar una decisión apresurada.
Le insta, por tanto, a comportarse como un imbécil.
La tercera carta nos
debería indicar el camino que la consultante ha de tomar. Pero prefiero en este
caso interpretarla de otra manera: según lo que pude ver, nos indicaba el
camino que la consultante habría estado tomando. El cual sería la causa de lo dicho
en las cartas anteriores. El Emperador en posición invertida refleja lo
contrario a lo que simbolizaría usualmente: la prudencia, la espera, la decisión mesurada antes de
actuar, la inteligencia o más bien,
el saber actuar inteligentemente. Invertido entonces simboliza todo lo
contrario: acá hay ruptura, pérdida del dominio y caída. El actuar no es
inteligente, es, para seguir con el arcano anterior, un actuar imbécil. Digno
de una decisión apresurada, fraguada en la indecisión. Es la carta también de
quien le exigen más de lo que puede dar, remitiéndonos a la primera carta: lo
que detiene el avanzar de la consultante es el hecho de estar siendo
constantemente exigida a cumplir roles que no calzan con su personalidad.
La carta del centro que daría las pautas, por
decirlo así, para la correcta interpretación del resto de los arcanos y que
funcionaría como una suerte de motor del resto o más bien como la respuesta
directa a la pregunta remite a su vez a esta misma idea de indecisión, capricho
y superficialidad a la hora de las elecciones. Lo que es una verdadera pena.
Pues la carta en cuestión es la Emperatriz, pero invertida. La Emperatriz en su
posición original es una carta de domino espiritual, de inteligencia, éxito y
creatividad. Invertida es una carta destructiva, que señala una mala decisión o
más la constante duda e indecisión. La imposiblidad, por lo tanto, de efectuar
decisiones y que al ser tomadas mediante la presión o la necesidad del goce
material, son erradas y apresuradas. Refleja entonces una falta de lógica en la
consultante, una predilección por satisfacer el aspecto superficial, la
necesidad de ser adulada y de presumir. Pero, aquí viene lo interesante, la
posibilidad de enmendar ese error. Por lo tanto, todo lo dicho anteriormente,
así como siempre sucede en el tarot, no es definitivo. Sino que puede
enmendarse y de esta forma dirigirnos a la última carta, la que nos entrega la
solución, el resultado al problema y cuyo camino ahora, que la consultante ha
identificado sus falencias por medio de la lectura, es más claro y alcanzable.
Esta carta fue la única que no salió invertida. Lo que nos indica de partida
algo bueno: La Justicia.
Si la consultante logra
enmendar sus falencias. Evitando, entonces, caer en malas y superficiales decisiones
que la saquen de su camino propio, evitando a su vez, el que otros le indiquen
como actuar, como desenvolverse, evitando, en síntesis, el que no la dejen actuar bajo sus propios
parámetros, podrá entonces alcanzar el equilibrio y con el equilibrio viene la
claridad. La claridad necesaria para saber qué se quiere en la vida y poder
tomar decisiones prudentes que la beneficien emocionalmente y la lleven a ser
una persona más madura, capaz de por ejemplo, lograr cierta estabilidad en este
y otro ámbitos. Todo esto siempre y cuando logre superar las trabas y apegos
materiales que le hacen difícil tomar una decisión con la claridad mental necesaria.
La justicia tarda pero llega. Como tarea, la consultante deberá esmerarse en
dar vuelta las cartas y de volver a ser La Emperatriz que siempre fue.