domingo, 24 de abril de 2016

Dos consideraciones independientes en sí (mismas) en torno al reciente deceso de Jefferson Barbosa, otrora integrante de Axé Bahía, a las cuales se les adjunta una brevísima reflexión sobre los límites de la deconstrucción, sobre la cual Jacques Derrida debería tomar nota.




 I.


Irremediablemente, el axé te lleva al sucidio. Se sabe que entre danzar la manivela y saltar al vacío hay solo quince pisos de diferencia.



II.


Antes de su regreso a Chile, Axe Bahia emigró a Grecia. Allá la rompieron, fueron disco de oro y no había griego que no danzara la manivela. Atrás habían quedado los tiempos oscuros de Platón, Aristóteles y Homero; Grecia volvía a sus bacanales de la mano de la chuchuca y con Jeferson como su Dionisio rerenacido.


III.


Yo deconstruyo la hueá que me pongan. No tengo límites en esta volá.






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