Comencé
a escribir un cuento. Empieza así:
«Siempre he creído que se puede decir mucho
de una persona con solo saber cuál es su backstreet boy favorito...»
Y ahí acaba. Ya no puedo más. Llegué a los fronteras de
la literatura. Acabé con ella. La sentencié a muerte en solo dos líneas.
Difunda, que no quede literato sin ser testigo de mi desfachatez.
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