sábado, 17 de noviembre de 2018

Precauciones a tomar en cuenta cuando se realiza algún ritual.




Casi me vuelo la tula. Casi me cerceno el glande. Era Halloween. Como corresponde me encontraba realizando un ritual. Los rituales los hago enpelota y quemo cosas. Las quemo sobre un cenicero de vidrio o más bien las quemaba porque nadie me avisó que el vidrio revienta a elevadas temperaturas; y ahí estaba yo mascullando algún mantra en lengua muerta frente a mi pira improvisada cuando los vidrios saltaron cual proyectiles hacia mis genitales, como si tuviesen la misión sagrada de castrarme. Mis reflejos de arquero me salvaron; me protegí y caí al suelo entre vidrios, sangre, pezuñas y aun hablando en latín. No hay caso, Belcebú. No hay hechizo alguno que me quite lo hueón.



Halloween, 2018

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